No hay nada más inanimado que una máscara mortuoria, a pesar de ser un molde perfecto del modelo, carece de toda vida y expresión, las cuales solo conseguiríamos de alguna manera con moldes del
natural creados en vida, en el caso de que el modelo pudiera aguantar durante un buen rato la expresión deseada hasta que los materiales con los que se realizara el molde se secasen, o bien
utilizando la técnica del escaneado 3D. Lo que quiere decir, en cualquiera de los casos mencionados, mecanizar una obra de arte, privándola de cualquier espíritu o representación artística que
pudiera dejar en la obra la mano y el trazo del escultor.
Es por este motivo que el artista cuando esculpe un busto, en un acto de personalización de la obra, tiende a modificar formas y volúmenes con un intento de plasmar
el carácter deseado del modelo y darle un estilo artístico único. Cualquier intento de comparativa en medidas, de la obra acabada, con el modelo real, despojaría de todo arte y creatividad el
resultado buscado en un busto artístico.
La mano, la técnica y la visión del artista hacen única e irrepetible, incluso por el propio artista, cada obra realizada. Con lo que podemos decir que cada obra
tiene un espíritu y una alma propia. Una persona tiene múltiples expresiones de cara y en cada una expresa un mensaje diferente. El artista, en su obra, busca reflejar una emoción, un estado de
ánimo, un mensaje o un estatus social. Nunca una expresión inanimada.
Llegar a los resultados deseados, y conseguir que un busto conecte con quien lo observa, creando un diálogo entre obra y espectador, pasa por descubrir mientras esculpes el busto, la huella que
la vida deja en el rostro de la gente, debes ver si esa persona tiene buena salud, si se cuida, si es feliz y se ha encontrado a sí mismo, debes poder plasmar el alma de una persona, o a veces,
plasmar lo que esa persona quiere que sea mostrado de sí misma o lo que la persona que lo encarga, quiere mostrar de alguien dando un mensaje, un estado de ánimo concreto, o un estatus social
determinado al cual llego en vida la persona esculpida. Cosas que muchas veces no coinciden con la realidad de lo que nos muestra ese rostro, haciendo incluso a veces que un gesto o una expresión
no encajen. Esto, también es hablar y transmitir mensajes desde el arte, expresando un momento donde un personaje aún no ha llegado, como si se tratara de un maquillaje. Un rostro nunca puede
esconder la verdad, y aquí es donde el escultor, tiene la verdadera lucha constante.
Los bustos de mármol, están hechos con talla directa para conservar la máxima pureza posible que nos deja el frescor del primer trazo.